La Bulimia: El peor enemigo!!!

Era sábado por la tarde y quedé en encontrarme con mi amiga María en la cafetería San Antonio a tomar café. La vi a lo lejos sentada en una mesa y me acerqué a abrazarla. Me llamó la atención la mirada de felicidad que tuvo cuando me vio ya que la última vez que la vi estaba muy triste. Me senté, la miré a los ojos y le comenté que la sentía mucho más tranquila. Me dijo que ya no se sentía tan deprimida desde que comenzó a tomar unas pastillas que el psiquiatra le recetó pero que aun así no era fácil ya que los sentimientos de ansiedad son algunas veces incontrolables. Le pregunté si ya no lo “hacia“ tantas veces con la nueva medicación que le dio el doctor, y me respondió que sus papas la observan mucho en la casa y que habían hecho unos cambios en la cocina, como poner llave en los cajones donde estaba la comida que ella acostumbraba comer por las noches.  Me comentó que ahora puede controlarse mucho más, pero que el hecho de que sus padres la estén vigilando tanto en la casa ha hecho que no pueda hacerlo en las madrugadas como acostumbraba hacer. Me dio mucho gusto escuchar eso ya que yo había hablado con la mamá de mi amiga unas semanas antes, y le di algunos consejos que podía hacer para que María no se comiera toda la comida de la cocina en la madrugada. Sentí que había logrado ayudarla. Esto me hizo sentir muy orgullosa.